Horóscopo celta El  Roble

Roble: El Estabilizador

21 Marzo - Equinocio de Primavera

El nombre del roble en celta antiguo quiere decir puerta, y era el árbol preferido de los espiritualmente avanzados para acceder a los planos etéreos. Una acción que era conocida como abrir la puerta de roble. Y esta puesta se abría en el Equinoccio de Primavera: el 21 de marzo.

El roble lega a los nacidos bajo su signo de la astrología celta del roble un don muy especial y necesario: la fuerza.

Estos elegidos son personas protectoras, que a menudo se convierten en defensores de los que no tienen voz. El roble es un cruzado y el portavoz de los de abajo, el rebelde que ha llegado a poner su lanza y su inteligencia al servicio de los más altos valores y de los de más humilde cuna.

Sin importar su cuna o su crianza, es una persona generosa y servicial. Es habitual que su fisonomía sea robusta y grande, pero de maneras gentiles y generosas: cuando te encuentres con un gigante gentil puedes estar seguro de que estás frente a un roble.

Los roble exudan confianza y un optimismo contagioso: junto a ellos es natural asumir que todo saldrá bien, que cualquier lance tendrá un resultado positivo.

Son personas que tienen un profundo respeto por la historia y por la ascendencia. No son pocas las personas con este signo que renuncian al uso de su fuerza física y se convierten en maestros.

Les encanta impartir su gran conocimiento sobre el pasado y la tradición a los demás (un conocimiento que sienten haber vivido más que aprendido). Tienen una necesidad de estructura, y con frecuencia hacen grandes esfuerzos para obtener la sensación de control en sus vidas, que desgraciadamente tienden al caos y a la improvisación. No son buenos organizando ni dirigiendo, y lo suyo es más ponerse manos a la obra.

Sus relaciones personales son sanas y sus vidas suele ser largas. Viven felizmente en entornos familiares, grandes y llenos de niños. Son propensos a ser padres y se involucran con facilidad con todo lo que tiene que ver con el bienestar de su comunidad.

Para los celtas, el roble es considerado un almacén cósmico de sabiduría, una encarnación de la fuerza pura y benéfica de la vida. El roble crece de forma abundante, incluso en condiciones muy extremas. Por ello los antiguos lo tomaron como una señal clara de que el roble era una fuerza expansiva, digna de para ser honrada por su resistencia y noble presencia.

El uso de sus hojas era un signo de estatus especial entre los celtas (así como entre los antiguos griegos y romanos). Una demostración de cómo se honraba a la tierra a través de este árbol.

Sus signos más compatibles: Higuera y manzano.
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